La biodiversidad, o diversidad biológica, es el fruto de un largo proceso de interacción entre los seres vivos y el Planeta, entre sí mismos y con el medio. Comenzó hace 3.500 millones de años, desde la primera célula hasta llegar a desarrollarse en infinidad de formas, incluso en las manos que trabajan construyendo tecnología… como “células… solares”.
La biodiversidad no es algo ajeno a los seres humanos. Somos parte integrante de la rica diversidad de vida y poseemos la capacidad de protegerla, también de destruirla.
La vida en la Tierra renace en las condiciones más extremas, a lo largo de la historia ha sufrido varios cataclismos que llegaron a exterminar casi la totalidad de las especies. Las biodiversidad continuará siempre, pero no las especies que componen su catálogo, el más valioso del universo conocido.
Abejas y Biodiversidad
Dependemos de la biodiversidad para obtener recursos tan necesarios como los alimentos, la mayoría de nuestros medicamentos o las fibras que utilizamos para confeccionar nuestra ropa. Estos procesos nos aseguran, entre otras cosas, un suministro constante de agua depurada o de aire respirable y están a cargo de la formación de los suelos y de todo el ciclo de los nutrientes, tan necesarios para la agricultura. Además, la biodiversidad es la base de la mitad de la economía mundial, y las medidas encaminadas a su conservación y restauración se perfilan como algunas de las actividades que más se desarrollarán y que más empleo crearán en el futuro.[1]
Abejas y Biodiversidad
Pese a estos beneficios, muchas veces gratuitos, que la biodiversidad nos brinda, la acción del hombre –sobre todo durante las últimas décadas– ha ido socavando ese capital natural que nos sustenta. Como resultado de algunas de esas intervenciones, los ecosistemas han disminuido su capacidad para proporcionarnos servicios: Hoy, un 60% de ellos se encuentra en serio declive.[1]
Miles de especies, esenciales para garantizar el buen funcionamiento de los ecosistemas, están amenazadas a lo largo y ancho del planeta.
La pérdida de hábitats, la introducción de especies invasoras, la sobreexplotación de los recursos, la desertificación, el cambio climático y la contaminación han llegado a tal magnitud como para poner en riesgo el bienestar humano. El calentamiento global acapara hoy los titulares; el deterioro de los ecosistemas y de la biodiversidad lo harán mañana.
3 de cada 4 personas desconoce qué significa la palabra biodiversidad. Hay que darle visibilidad. Pues la biodiversidad es la fórmula de nuestra propia existencia
Eclipsados por otros graves problemas como el cambio climático o la crisis financiera y económica, la pérdida de biodiversidad pasa desapercibida para la opinión pública. Y no es un problema secundario, como alertan los científicos. La biodiversidad se extingue a una velocidad hasta ahora desconocida: 1.000 veces superior a lo que sería su ritmo natural.
Las respuestas no están sólo en instituciones y gobiernos, es un problema de todos, y para ello es necesario redoblar las campañas de sensibilización a nivel mundial, implicar a los ciudadanos e incrementar las investigaciones que evalúan la magnitud del problema.
Dando el primer apunte, sobre las especies que nos ocupan en esta conferencia, los polinizadores, quisiera citar estas palabras:
“Noticias diarias documentan la más mínima subida y caída de la bolsa o la subasta de la deuda. Sin embargo, ignoramos el balance de los servicios que presta la naturaleza, como la absorción de dióxido de carbono y liberación de oxígeno, la protección contra la erosión, la polinización de frutos y semillas. La polinización mantiene los ecosistemas terrestres vivos, y sin polinización los sistemas económicos se derrumbarían. Un mundo sin abejas sería un mundo sin gente”– David Suzuki
¿Qué es la Biodiversidad?
La definición más aceptada de biodiversidad es la que se adoptó en el seno del Convenio sobre Diversidad Biológica en 1992:
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“La variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros sistemas acuáticos, y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”.
Se han descrito científicamente 1,8 millones de especies de seres vivos, pero se estima que la biodiversidad total del Plantea puede acercarse a 10, 20, 30 millones de especies distintas, sin contar microorganismos, pues la cifra sería inabarcable.
Los científicos han descrito cerca del 95% de las especies de vertebrados mientras que sólo conocemos un 20% de las especies de invertebrados, o el 4% de los hongos. Hemos inventariado más las especies de zonas templadas y desconocemos aún mucho sobre las que habitan en regiones tropicales, desérticas o marinas.
¿Estamos dando valor a la biodiversidad que nos rodea? En el mundo hay 30.000 especies comestibles pero sólo 9 son las más consumidas: Soja, caña de azúcar, batata, mijo, cebada, patata, arroz, maíz y trigo. ¿Qué debemos hacer? Mejorar nuestra diversidad alimentaria.
¿Biodiversidad y Economía?
La importancia de la biodiversidad reside en que es la base de los servicios y bienes que nos proporcionan los ecosistemas. Éstos incluyen desde la provisión de alimentos hasta la de fibras para confeccionar ropa, pasando por los medicamentos que nos curan, la protección contra desastres naturales, la formación de un suelo fértil o la regulación del clima.
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La aspirina tuvo su origen en dos especies de plantas. El origen de la penicilina está en el moho que le sale a la fruta podrida.
La pérdida de la biodiversidad conlleva un deterioro de estos servicios que los ecosistemas nos prestan de forma gratuita y tiene como consecuencia un empeoramiento de la salud humana, una mayor inseguridad alimentaria, una mayor vulnerabilidad ante catástrofes y cambios ambientales y, en definitiva, una disminución de nuestra calidad de vida, comprometiendo nuestra supervivencia.
Los recursos de la biodiversidad y de los servicios de los ecosistemas sustentan el 40% de la economía mundial.
El 84% de la cosecha europea depende de la polinización por insectos, como abejas y abejorros [2], en especial frutas, verduras y forrajes. Las abejas juegan un papel importante ofreciendo un servicio que tiene un impacto económico significativo y contribuye a garantizar la seguridad alimentaria. El valor estimado de polinización por insectos para la agricultura europea es 22 billones de Euros anuales [3].
La protección de los hábitats es esencial para preservar la biodiversidad de nuestro Planeta. En los últimos 50 años la población se ha duplicado. Durante el mismo período de tiempo, han desaparecido un 25% de las especies terrestres, 28% de la vida marina y 29% de las especies de agua dulce. Es la mayor tasa de pérdida de biodiversidad desde la extinción de los dinosaurios. La causa principal es la destrucción del hábitat. Lo que los ambientalistas y conservacionistas ahora reconocen es que la biosfera sólo podrá sobrevivir si los campesinos y pequeños productores, especialmente los que viven cerca de los espacios salvajes, reciben un mayor beneficio preservando sus hábitats que destruyéndolos.
Las Abejas y la Biodiversidad
ecocolmena – beeodiversidadLas abejas son insectos apoideos, una familia de insectos del orden himenópteros, que incluye unas 20.000 especies. Las abejas que conocemos como productoras de miel pertenecen a un género único de esta familia (Apis), que incluye cuatro especies divididas en razas y sub-razas que se han desarrollado a través del proceso de selección y adaptación a diferentes ecosistemas naturales y antropizados (transformación que ejerce el ser humano sobre el medio).
Plantas y abejas se necesitan mutuamente. Las flores son para las abejas fuente de alimento, de vida. Las abejas son para las flores fuente de reproducción, de amor. Luis Pérez Ventosa. Presidente de la Fundación Amigos de las Abejas
Como con todos los otros polinizadores, estos extraordinarios insectos sociales desempeñan un papel indispensable en la vida reproductiva de los ecosistemas naturales y la supervivencia de la humanidad. Son considerados insectos útiles sin comparación, no sólo por su papel como polinizadores, también por su capacidad producir miel, cera y propóleos.
Más de 4.000 especies de plantas sobreviven gracias a las abejas
Las abejas no están en peligro de extinción… ¿O sí? me explicaré… Sucede que pasamos revista a las poblaciones de “abejas domésticas, o Apis mellifera” porque son una ganadería gestionada por el ser humano y, aunque están en declive, no hay riesgo de extinción mientras subsistan los apicultores, pero el “declive” del crecimiento de su población, y el “colapso de las colmenas ponen en riesgo la seguridad alimentaria y la labor de polinización que demandan los cultivos.
¿Qué sucede con las otras 2.000 especies de abejas que no son ganadería, o con polinizadores como los abejorros y otros insectos? ¿Alguien los está contando? ¿Cuántos están sumándose a las especies amenazadas o en vías de extinción?
En los últimos años se ha constatado un importante declive de los insectos polinizadores, un problema preocupante puesto que de ellos depende en gran medida nuestra seguridad alimentaria y la biodiversidad en el planeta. Este declive se debe a múltiples factores. Entre ellos surgen de forma paradójica las prácticas de la agricultura convencional y en particular el uso de plaguicidas peligrosos para estos insectos.
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¿Por qué usamos la palabra “declive”? Si miramos las cifras absolutas, las abejas fueron aumentando en población un 45% en entre los años 1950 – 1985, debido a la gestión apícola de esta ganadería y al aumento global de cultivos que en ese periodo creció un 400%. Mientras la demanda de cultivos sigue creciendo también comenzó a crecer la mortalidad de las abejas desde 1985. La demanda de los servicios de polinización crece con 3 dígitos mientras que la población de abejas no logra mantenerse.
En Europa, la mortalidad de las colonias de abejas se ha registrado en torno al 20%, mientras que en los Estados Unidos las muertes en el invierno de 2013/14 superaron el 40%. Junto con las abejas, se han registrado descensos significativos en las poblaciones de otros insectos polinizadores, como abejorros, mariposas y polillas.
La principal amenaza a los polinizadores y mantener el equilibrio del ecosistema es el alto impacto ambiental de nuestras prácticas agrícolas y el uso generalizado de agroquímicos. En especial son los insecticidas o pesticidas altamente letales que se utilizan en casi todos los cultivos del mundo hoy en día: Los Neonicotinoides.
Los insectos son animales a los que no damos importancia, ignorando que los polinizadores están en la base de la cadena trófica, (esa pirámide que nos alimenta). Sin insectos, no hay ecosistema. La polinización es la transferencia de polen de órganos masculinos de una flor a los órganos femeninos de la flor (pecorear). Este proceso es esencial para la producción de semillas y frutas. De hecho, el 90% de las flores dependen de polinizadores para su reproducción [4].
Las abejas son bio-indicadores de la salud del Planeta. Su mortalidad creciente es una señal de alarma que nos debe poner en guardia, pues indica una severa degradación de la biodiversidad. Los abejorros seguirán la misma suerte, y sin polinizadores desaparecerían 1/3 de los alimentos que surten nuestras mesas y 2/3 de los vegetales de cobertura del Planeta.
7 de cada 10 biólogos creen que el declive de las colmenas es para el ser humano una amenaza aún mayor que el Cambio Climático.[5]
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“Las abejas han acompañado a las plantas, co-evolucionando con ellas, desde la aparición de las primeras flores, hace 100 millones de años. Y a la humanidad desde sus primeros pasos, en la prehistoria (pinturas del Arco Levantino), guardando las distancias, naturalmente. Los egipcios (hace 5000 años) fueron los primeros en tener explotaciones de colmenas, y de ellos la técnica irradió al resto del Mediterráneo. Entre ellos a nuestros Iberos, que fueron exportadores de productos agrícolas, entre ellos miel, en los s. VI aC a I dC. Una gran parte de nuestros cultivos agrícolas se han desarrollado en su compañía. Su presencia, poco visible pero imprescindible para unas buenas producciones y la perpetuación de muchas especies, ha sido constante en los 10.000 años que llevamos de agricultura. La producción de muchas frutas, oleaginosas, de semillas de muchas forrajeras y hortícolas… se vería brutalmente disminuida sin su presencia. Se admite que la polinización por abejas interviene en la producción de 1/3 de los alimentos de la humanidad. Y si nos atenemos a la vegetación silvestre, cerca del 70% de las plantas del matorral mediterráneo (la formación vegetal con mayor cobertura en España) precisan de la polinización por insectos para su reproducción. Y las abejas suponen el 80% de esa polinización. Sin ellas la cobertura vegetal del suelo disminuiría sensiblemente, y la erosión de las lluvias y el viento aumentarían el ya preocupante problema de la desertización. Se puede resumir la situación con una frase de Delaplane (2000, Crop pollination by bees): “Las abejas no son necesarias para la vida humana, pero sí para vivir como lo hacemos ahora”. – Antonio Gómez Pajuelo. Consultores Apícolas
“Nuestra ganadería más sostenible, aquella que todavía obtiene sus productos al mismo ritmo que la tierra los produce, ha pasado de útil a imprescindible. La abeja usada por los apicultores, Apis melífera, cubre un elevado porcentaje de la polinización de la flora silvestre de nuestros ecosistemas, con lo que se ha convertido en un elemento más del engranaje natural que hace funcionar nuestro planeta. Desgraciadamente, la globalización ha traído enfermedades exóticas a las abejas, para las que no estaban preparadas por una coexistencia previa con el patógeno, como es el caso del ácaro Varroa. Los enjambres silvestres han desaparecido, exterminados por esta plaga, y las únicas abejas melíferas supervivientes son las producidas en las colonias mantenidas por el hombre, algunas de las cuales se vuelven silvestres en el proceso reproductivo de la enjambrazón. Las abejas de las colmenas y sus enjambres cargan ahora con esa responsabilidad polinizadora. No se trata de proteger a los apicultores, se trata de proteger a nuestros polinizadores. Podemos importar muchas cosas, pero eso no.” – Francisco Puerta. Prof. Titular de Zoología. Director del Centro Andaluz de Apicultura
¿Qué podemos hacer?
No podemos ser indiferentes. Los problemas ambientales son cada vez más complejos, y al ser complejos, son lo que se llama “problemas perversos”, pues requieren profundos análisis y múltiples vías de acciones para solucionarlos
Imagen del libro “Comunicar la Biodiversidad” (c) Futerra Sustainability Communications
Estamos a tiempo de corregir nuestra frase lapidaria: “Se nos regaló la vida, y fuimos perversos gestionándola”.
Un asteroide no sabe las consecuencias de su impacto. Nosotros mantenemos el rumbo conociendo y midiendo el impacto que hacemos en la Tierra. – @NoTime_ToWaste
¿Hay soluciones? No tenemos al experto que diga: “La solución es esta”. Debemos ser actores sociales implicados en el cambio, buscando soluciones más participativas. La sociedad tiene que entender que tiene que conservar la biodiversidad porque le va la vida en ello.
La respuesta prioritaria es desarrollar estrategias territoriales que traten de conservar, preservar y favorecer la biodiversidad. La idea es que cada territorio logre identificar actividades orientadas a prevenir el declive de los insectos polinizadores y para mantener la biodiversidad en general. Estableciendo políticas que ayuden a cada territorio a alcanzar esta meta.
Me molesta que se cree un mundo en el que la belleza es un recordatorio de lo que estamos perdiendo, más que una celebración de lo que tenemos. – Ben Elton
De manera global se han identificado los siguientes objetivos principales:
Limitar el uso de productos químicos (fertilizantes, fungicidas, pesticidas…). El uso de productos fitosanitarios ha sido señalado como una de las principales razones de la alta mortalidad de las abejas.
Asegurar el suficiente suministro de alimentos de calidad para los polinizadores, especialmente en momentos críticos del año, como el otoño y el invierno, y en zonas que carecen de la biodiversidad debido al exceso de monocultivos en el paisaje agrario.
Apoyar la actividad de la apicultura para mantener la población de abejas domésticas, Apis melífera.
Informar y crear conciencia en todas las partes involucradas, con el fin de influir en las prácticas que se realizan en la agricultura, en las ejercidas por las autoridades públicas, empresas y jardines privados.
Construir redes de investigación y control, para trabajar juntos, compartir experiencias y hallazgos en la labor realizada localmente. Con el objetivo de capitalizar las experiencias y la transferencia de soluciones a otros territorios.
Algunos de estos objetivos ya se están transformando en actividades:
1. Gestión de la Diversidad del espacio y las especies:
Planificación y gestión de todo tipo de áreas, ya sean públicas, privadas, agrícolas, naturales, bosques, espacios urbanizados, etc… Las diferentes actividades están orientadas a:
Plantar especies autóctonas
Crear espacios públicos y privados que sean amigables para las abejas
Promover una agricultura menos industrializada y respetuosa con el medio ambiente
Introducir cultivos beneficiosos para las abejas como espacios de biodiversidad frente a los monocultivos
2. Fomento de la apicultura:
Revitalizar e incentivar la actividad apícola para corregir el declive de las abejas domésticas y permitirles desarrollar su función polinizadora. Promocionar los productos de las colmenas también ayudará al fomento de la apicultura. Las actividades que están en línea con este enfoque son:
Promoción de actividades relacionadas con la apicultura y sus productos. Mediante campañas y eventos específicos
Facilitar la instalación de colmenas con cambios y mejoras legislativas
Crear líneas de financiación y subvención para el desarrollo y mejora tecnológica de los proyectos apícolas
Establecer planes para la formación profesional de los apicultores
Desarrollar políticas que estimulen la creación de asociaciones de apicultores, como agentes sociales.
3. Sensibilización y educación:
Acciones de sensibilización dirigidas a los ciudadanos, niños, políticos, autoridades locales y regionales. Es imprescindible explicar la relación entre las abejas y la biodiversidad, la necesidad de proteger a las abejas, así como otros insectos polinizadores. Las actividades que deben desarrollarse en esta área son:
Creación de recursos educativos y materiales de comunicación
Planificar y desarrollar Eventos / Talleres
Priorizar la educación de los niños
Conectar a los ciudadanos, y en especial a los niños, con el mundo rural y la apicultura.
Jesús Manzano
Socio fundador de ecocolmena.com. Director ejecutivo de la Fundación Amigos de las Abejas.
Conferencia_Inaugural (25)800x531Ponencia de la Conferencia Inaugural del Ciclo “El Mundo de las Abejas”
Programa de sensibilización organizado por la Fundación Amigos de las Abejas e Ibercaja Obra Social.
16 de mayo de 2014. Centro Cultural Ibercaja Obra Social, Guadalajara, España.
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[1] Ana Leiva, directora de la Fundación Biodiversidad
[2] Williams, I.H. (1994) The dependence of crop production within the European Union on pollination by honeybees. Agricultural Zoology Reviews 6: 229-257.
[3] Gallai, N., Salles, J. M., Settele, J. & Vaissiere, B. E. (2009) Economic valuation of the vulnerability of world agriculture confronted with pollinator decline. Ecological Economics, 68, 810-821
[4] Robert, Ralph D’Arge, Rudolf De Groot, Stephen Farber, Monica Grasso, Bruce Hannon, Karin Limburg, Shahid Naeem, Robert V. Marjan Van Den Belt, Jose Paruelo, Robert G. Raskin, Paul Sutton y o ‘ Neill. “El valor de los servicios ecosistémicos y Capital Natural del mundo”. Naturaleza 387.6630 (1997): 253-60.
[5] Potts SG Biesmeijer JC, Kremen C, Neumann P, O Schweiger, disminución de polinizadores Global et al (2010): tendencias, impacto y controladores. Trends Ecol Evol 25:345-353.