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Publicado en El Comercio el 13 de julio de 2014

vespa-velutinaA la vespa velutina se la conoce como ‘avispón asiático’ o ‘avispa asesina’, y no por casualidad. La reina alcanza los 40 milímetros, vive en nidos de un metro de longitud, con otros 2.000 ejemplares entre las que hay 300 futuras reinas. El apetito de la comunidad es voraz, con marcada debilidad por las abejas. Cuando localizan una colmena, se apostan ante ella y esperan la llegada de sus víctimas cargadas de polen. Una a una, las capturan, seccionan la cabeza, las patas y el aguijón; ya muerta se las llevan hasta su nido. «Actúan como una pantera ante una cebra», resume el profesor Juan José Lastra, de la Universidad de Oviedo. Así son capaces de aniquilar a 30.000 abejas a la semana.

La especie invasora llegó a Europa a finales de 2004 o principios de 2005; se supone que gracias a un barco cargado de madera que hizo el viaje entre China y Burdeos. Cada año se expande entre 90 y 100 kilómetros y ya ha colonizado la mitad sur de Francia. En 2010 cruzó la frontera por Irún y un año después la provincia reconocía 900 nidos retirados. Hay especialistas que estiman que en una década habrá colonizado toda la península; otros, más moderados, confían en que no logre adaptarse al clima mediterráneo ni a las sequías de la península. De momento cuatro años le han bastado para poner sus aguijones en todas las comunidades del Cantábrico, salvo Asturias.
El 13 de junio la consejera María Jesús Álvarez firmó una respuesta parlamentaria certificando que «hasta el día de la fecha no se ha constatado la presencia de la ‘vespa velutina’ en el territorio del Principado». Álvarez reconocía que ha activado un programa de vigilancia «que nos permitirá actuar en caso de constatarse la presencia de esta avispa asiática». Se están impartiendo cursos de formación con veterinarios y trabajadores de las oficinas comarcales para que sepan distinguir al invasor.

Distinguirla es clave

De momento lo que conviene es no confundir al ‘avispón asiático’ con la ‘vespa crabo’, variedad que alcanza también un gran tamaño. En Galicia la asesina se detectó por primera vez en Burela y su expansión ha ido siguiendo las vías de Feve; sin embargo parece que la presencia de la ‘vespa crabo’ en algunas localidades la mantiene a raya. «Son dos especies competitivas; lo malo es que al tener tamaños parecidos hay quien las confunde y se está matando mucha crabo por error», advierten en Adapas.

Amenazar a las abejas es hacerlo al campo entero. Las 29.192 colmenas censadas en Asturias producen 600 toneladas de miel, el 1,81% de los tarros del país. Su principal aportación está sin embargo en el movimiento de polen. Según un estudio que Greenpeace presentó en mayo, el 33,8% de los cultivos de la región son vulnerables a la desaparición de los insectos polinizadores, la mayor tasa de España. El trabajo estima en 9,1 millones el valor económico que cada año aportan las abejas y el resto de polarizadores a la producción agrícola. Sin ellos, avisa el documento, podría desaparecer casi todos los cultivos de kiwis y calabazas y entre el 40 y el 90% de las manzanas.

Publicado en el blog de Greenpeace España

Bee on Cosmos Flower in GermanyBiene auf KosmeenblueteTestimonio de Jordi Bosch , Investigador del CREAF (Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals) de Barcelonaes. Esta entrada es parte del informe de Greenpeace Alimentos bajo amenaza:  Testimonios sobre la importancia de las abejas.

Los polinizadores tienen un papel fundamental en el funcionamiento de los ecosistemas terrestres. A nivel global, se estima que más de un 80% de las plantas que producen flores son polinizadas por animales. Además, varios centenares de cultivos (manzanas, cerezas, almendras, fresas, melones, tomates, calabacines, girasoles, por citar algunos de los más habituales) también dependen de la polinización por abejas y otros insectos.

No cabe duda que nuestra dieta sería bastante aburrida en un mundo sin polinizadores. Aunque esto último pueda parecer un escenario poco probable, varios estudios demuestran que a lo largo del último siglo se han producido pérdidas importantes de diversidad de polinizadores. Estos declives incluyen el bien conocido caso de la abeja melífera, pero también y sobre todo el de muchas otras especies como los abejorros y las llamadas abejas solitarias (en total más de 1.000 especies en España).

Entre las causas de estas pérdidas destacan el uso de pesticidas, las enfermedades y parásitos, la reducción y alteración de hábitats favorables para estos insectos y, posiblemente, el cambio climático. Aunque existe poco consenso entre la comunidad científica sobre la importancia relativa de cada uno de esos factores, está claro que prácticas agrícolas más ecológicas y la conservación de hábitats favorables ayudarían a revertir la alarmante tendencia actual de pérdida de polinizadores.

Publicado por Europa Press el 11 de julio de 2014

reina-marcadaExpertos del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3), en concreto de la Unidad de Apicultura del Departamento de Zoología, junto a profesores del grupo de investigación de Instrumentación Electrónica Industrial (TIC-240) de la Universidad de Córdoba (UCO) han diseñado un nuevo sistema para monotorizar colmenas y entender cómo afecta el cambio climático a las abejas.

Según ha informado el ceiA3, el descenso de la población de abejas tiene en jaque a los gobiernos de Estados Unidos y de buena parte de Europa, pues imaginar un mundo sin abejas provoca vértigo entre las autoridades y, por supuesto, entre la comunidad científica, que hace años que trabaja contrarreloj para evitar ese teórico ‘apocalipsis apícola’.

En este sentido, en el ceiA3 han desarrollado un nuevo sistema de monitorización y una sensórica específica para colonias de abejas, destinado a comprender mejor por qué están muriendo las abejas y proponer medidas correctoras.

Este sistema electrónico, basado en la tecnología de ‘hardware’ libre Arduino, se ha diseñado inicialmente para controlar los cambios de temperatura y humedad en el interior de las colmenas y su relación con el exterior. La información permitirá comprender por qué son cada vez más frecuentes las enfermedades en las abejas o cómo les puede estar afectando el cambio climático, con olas de calor y frío en épocas no habituales.

La idea propuesta por profesores y alumnos de los citados departamentos ya se encuentra a pleno rendimiento y generando datos de gran utilidad. No obstante, está previsto seguir complementando el sistema, añadiendo nuevos sensores terminales que permitan medir otras variables en las colmenas, como el sonido o el peso, incluso el reconocimiento individual de cada abeja, lo que generará gran información sobre cómo afectan las condiciones ambientales a su actividad diaria o a su longevidad.

Nuestro amigo Francisco Méndez nos envía un video sobre una colmena Perone  modificada con el propósito de poder manipular y observar el proceso de evolución de las abejas, con las menos bajas posibles. En este video se muestra la evolución en 10 días. Su ideólogo está trabajando en otros proyectos, todos ellos con las misma finalidad que iremos publicando en cuanto estén listos. Si alguien está interesado en estas colmenas, pueden ponerse en contacto con su autor en el correo superxmendez(arroba)hotmail.com

enjambre1La Fundación Amigos de las Abejas realiza una campaña de recogida de enjambres todos los años. La climatología es la que marca el ritmo, siendo los primeros avisos los procedentes de Andalucia a mediados del mes de marzo; hacia finales de ese mes llegan de Levante y Cataluña; y ya en Abril de toda España. Dos comunidades autónomas destacan por el número de llamadas que recibimos en la Fundación: Madrid y Cataluña.

Muchos apicultores tratan de recuperar estos enjambres que salen de las colmenas cercanas para incrementar sus colmenas o suplir las pérdidas que durante el invierno han tenido, y la mayoría lo hace de forma más o menos altruista.

Enjambre2La Fundación mantiene una pequeña red de estos voluntarios que abarca todo el territorio nacional. Son personas voluntariosas, motivadas, que saben que están defendiendo a las abejas y al mismo tiempo dándolas una nueva oportunidad de sobrevivir. A veces debido a la dificultad de su emplazamiento no es posible retirarlas. Es el caso de juntas de dilatación de edificios a gran altura o cornisas. En estos casos hay que recurrir métodos y empresas especializados, y si hay peligro para las personas, se recurre a los bomberos.

PENTAX ImageHace unos meses publicamos en esta web un dispositivo que ayuda mucho a la recuperación de enjambres en huecos pequeños y de dificultad: un absorvedor de abejas. Este artilugio es muy fácil de hacer y da unos resultados sorprendentes pues no mata a ninguna abeja,  quedandose en el interior de la caja y adheridas a los cuadros. Ya son varios los apicultores que lo han hecho y han mostrado su satisfacción y limpieza con que el dispositivo realiza el trabajo, por eso volvemos a publicarlo para que lo podáis hacer.

El dispositivo en fotos, es barato y se hace en un par de horas. Es muy eficaz y estamos muy seguros de que todos los que recojan enjambres lo van a tener como una herramienta imprescindible.

  Foto 1: El dispositivo con sus accesorios. La tapa tiene que estar fuertemente pegada a la caja y rodeando todo con varias capas de cinta adhesiva ancha para disminuir la perdida de aire.
  Foto 2: El dispositivo solo (sin la aspiradora ni el tubo acoplados).
  Foto3: La tapa, es la parte más importante: la malla impide el paso de las abejas hacia la aspiradora. Hay una cinta adhesiva sobre la malla donde acaba la boca de absorción, casi no se ve. Separando con listones la malla , se consigue que el aire de absorción se distribuya por toda la tapa.
  Foto 4: Caja con sólo tres cuadros pensando  para el volumen de las abejas absorbidas.
  Foto 5: Solo el cuadro central es cera estirada; los laterales tienen la hoja de cera sin estirar.

 

Publicado en cm24h.es el 3 de julio de 2014

El Consejo de Gobierno de Castilla-La Mancha ha aprobado la convocatoria de las ayudas destinadas a mejorar las condiciones de producción y comercialización de los productos de la apicultura en Castilla-La Mancha para la campaña de 2015.

Según ha informado en rueda de prensa el consejero de Presidencia y Administraciones Públicas, y portavoz del Gobierno, Leandro Esteban, cuenta con un presupuesto de 816.000 euros, el mismo del año pasado, una inversión realizada para sector de la miel de nuestra región, “que es un producto de altísima calidad, a la altura de las mejores mieles del mundo”.

Las ayudas están destinadas al desarrollo del Programa Nacional Apícola, donde se encuentra, en primer lugar, la asistencia técnica a los apicultores y a sus agrupaciones, a través de cursos de divulgación técnica y la edición de publicaciones divulgativas, contratación de técnicos para el asesoramiento e información para actuaciones de vigilancia.

El segundo bloque está constituido por la lucha contra enfermedades propias de las colmenas, mientras que el tercer y último apartado se centra en la mejora de los medios de transporte y el manejo de colmenas.

Leandro Esteban ha indicado que el número aproximado de solicitudes que esperadas es de 160, al tiempo que ha resaltado la importancia económica que supone este sector para Castilla-La Mancha, ya que nuestra región es la quinta productora apícola de España, con más de 165.000 colmenas que producen más de 2.200 toneladas al año.

Publicado por EFEverde el 30 junio de 2014

Algunos estudios indican que el hombre comenzó a controlar y manipular enjambres en el Neolítico y que fue en el antiguo Egipto cuando se consolidó la apicultura, una ciencia que no ha dejado de evolucionar y que hoy ofrece nuevos usos en campos como la medicina o la selección genética.

Si bien la miel fue en un primer momento la mejor y única manera de endulzar alimentos, pronto se descubrió su potencial curativo y paliativo de enfermedades. Las propiedades nutricionales de todos los productos que se extraen de una colmena -polen, jalea real o propóleo- han sido avaladas por rigurosos estudios clínicos.

Veneno para vivir

Hoy, la investigación va más allá; se trata de demostrar que el uso del veneno de las abejas puede abrirle camino en el campo de la medicina alternativa, para el tratamiento de afecciones como el reúma, la artrosis, la psoriasis o, incluso, el cáncer.

Abejas reinaEsta ciencia se ha venido a llamar apiterapia y en España existen ya apiterapeutas que la ponen en práctica en clínicas privadas; la técnica consiste en inyectar al paciente la apitoxina, o veneno de las abejas, sin dejar que se desprendan totalmente de su aguijón y, por tanto, evitando su muerte.

El presidente de la Asociación Española de Apicultores, Miguel Ángel Casado, ha asegurado en una entrevista con EFEverde que la apiterapia “sirve para casi todo”, pero que en España “todavía queda mucho camino por recorrer”.

Se trata, ha explicado este apicultor, de una alternativa a la medicina tradicional, menos invasiva en muchos casos y con un enorme potencial; de hecho, “se está empezando a estudiar si tendría efectos beneficiosos en el tratamiento contra el cáncer”.

No obstante, estos estudios resultan muy costosos; “hacer un ensayo cuesta 800.000 euros y las empresas no están dispuestas a arriesgar tanto”, ha señalado Miguel Ángel.

Medicina alternativa

Las múltiples sustancias que contiene el veneno de abeja, como la melitina, la fosfolipasa o la apamina, se pueden emplear en el tratamiento de enfermedades musculares, circulatorias o cutáneas; se ha demostrado como un eficaz antídoto al envejecimiento, como antiinflamatorio, como cicatrizante o como vasodilatador.

ColmenaAdemás, el hecho de que recientemente se haya logrado la extracción del veneno en laboratorios supone un avance para la propia técnica, ya que permite inocular el veneno a través de una jeringuilla.

Una especie en peligro

Miguel Ángel Casado es un incansable estudioso de las abejas; su pasión y dedicación le han llevado a presidir la Asociación Española de Apicultores y la Asociación de Apicultores de la Alcarria. Desde ambas plataformas lucha por defender esta actividad, hoy expuesta a numerosos peligros.

El abandono rural o la destrucción del hábitat de estos insectos polinizadores son sólo una parte del problema; el uso generalizado y masivo de insecticidas y herbicidas en el campo es letal para las abejas y ha mermado su población en un 20 % en los últimos 20 años.

Además, hongos, parásitos o ácaros atacan directamente al panal y contagian a enjambres enteros de enfermedades tan temidas como la Varroa, “que en el año 89 diezmó las colmenas y aún no hemos conseguido controlarla”, afirma Miguel Ángel, o la Nosemosis, en cuya erradicación “sólo sumamos algún pequeño logro”.

El privilegio de la Red Natura 2000

Miguel Ángel tiene 300 colmenas, cada colmena contiene 20 panales y cada panal unas 3.000 celdillas por cada cara; a primeros de mayo realiza una primare cata o cosecha de miel, en este caso de romero y tomillo; en una segunda cata, a finales de septiembre, consigue miel milflores.Natura2000

Su colmenar está ubicado en un bello paraje incluido en la Red Natura 2000, a los pies de la Sierra de Caldereros, un privilegio que ha querido aprovechar para el etiquetado de su propio producto.  Reconoce que un día emigró a la ciudad, pero hoy la vuelta a la tierra le da una segunda oportunidad que no puede despreciar.

En busca del ejemplar perfecto

Por eso, este apicultor se ha lanzado también a la cría de reinas, que, fecundadas artificialmente por zánganos elegidos genéticamente, consigan desarrollar la necesaria inmunidad y fortaleza frente a estas enfermedades.

LaboratorioEn el taller de su pueblo, Hombrados (Guadalajara), donde extrae la miel y el polen, Miguel Ángel ha instalado un pequeño laboratorio donde practica la complicadísima y meticulosa técnica inseminadora.

Utiliza para ello reinas que él mismo elige para la cría y que incorpora a los panales en “reineras” artificiales, obligando así a que las “nodrizas” se esmeren en su alimentación y cuidado. Todo para conseguir el “ejemplar perfecto”. EFE

Publicado por El País el 29 de junio de 2014

Una abeja posada sobre una flor en la región francesa de Ron-Alpes. / getty

Han pasado 20 años desde que un grupo de agricultores franceses llamó la atención por primera vez sobre un fenómeno insólito: el despoblamiento de las colmenas a causa de la desaparición de las abejas, de cuya polinización depende gran parte de la producción mundial de alimentos. Pronto se comprobó que el fenómeno era global, al menos en los países con una agricultura muy desarrollada, y un aluvión de investigaciones ha intentado desde entonces determinar las causas, con resultados a menudo dispares o contradictorios. ¿Se debe la muerte de las abejas a los monocultivos o al calentamiento global? ¿Virus, bacterias, hongos, parásitos como el Nosema ceranae? ¿Pesticidas como los neocotinoides, que empezaron a usarse justo hace dos décadas? Aunque parece haber tantas opiniones como expertos en el campo, es posible que todos tengan parte de razón.

Entretanto, el fenómeno no ha hecho más que agravarse —los apicultores denuncian pérdidas más graves un año tras otro—, y la única buena noticia en este terreno se ha producido solo en tiempos muy recientes. Con característica lentitud pero loable preocupación, las Administraciones, incluidas las de Bruselas —que el pasado año prohibió varios pesticidas— y Washington —que ha aprobado un presupuesto extraordinario para investigar el fenómeno—, han tomado conciencia del problema y se han puesto manos a la obra.

La gravedad de la situación y la dilación e ineficacia de las medidas paliativas plantean una pregunta que ya no puede considerarse descabellada: ¿cómo sería un mundo sin abejas? “Si tuviéramos que depender de una agricultura sin polinizadores, estaríamos listos”, expone el subdirector general de Sanidad e Higiene Animal del Ministerio de Agricultura, Lucio Carbajo. No todos los cultivos desaparecerían, porque los hay que se pueden gestionar de otras formas (autopolinización y polinización por pájaros, entre ellas), pero todas las fuentes coinciden en que la pérdida de diversidad y de calidad alimentaria sería tremenda.

Además, los mismos factores que atacan a las colmenas dañan también a los polinizadores silvestres como el abejón, el abejorro y las avispas, de modo que las pérdidas no solo afectarían a la producción agrícola, sino también —y quizá más crucialmente aún— a los ecosistemas naturales y al medio ambiente en general. Las abejas, las flores y los frutos evolucionaron juntos hace decenas de millones de años, y no se puede destruir uno sin destrozar a los demás.

El Laboratorio de Referencia de la UE para la Salud de las Abejas (EURL, en sus siglas inglesas), con sede en Anses, Francia, publicó en abril los resultados del primer programa de vigilancia sobre el despoblamiento de las colmenas en 17 países europeos. Los datos, que se tomaron en más de 30.000 colmenas durante 2012 y 2013 y examinaron las prácticas agrícolas y los agentes patógenos más dañinos, muestran unos índices de mortalidad invernal muy variables entre países (la horquilla cubre del 3,5% al 33,6%). En general, la situación es más leve en España y otros países mediterráneos (por debajo del 10%) que en el norte del continente (por encima del 20%). Las cifras contradicen a las del sector apícola español, que denuncia mortandades entre el 20% y el 40%, en un ejemplo más de lo dificultoso que resulta acordar los criterios y las metodologías en este campo.

La contribución de los posibles factores de riesgo, como el manejo de las colonias, el uso de pesticidas y los agentes patógenos, es variable y compleja. Tanto este informe europeo como las demás fuentes coinciden en que las causas de la mortalidad de las abejas son múltiples. También señalan, sin embargo, que ciertos factores pueden ser más fáciles de abordar que otros. Los pesticidas más dañinos, por ejemplo, pueden prohibirse o restringirse, como ya ha hecho Bruselas con cuatro de ellos. Por otro lado, y como es natural, los principales productores de plaguicidas —Bayer, Syngenta y Basf— no aceptan que haya evidencias sólidas de que sus productos sean la causa del problema. Y, de forma más significativa, algunas fuentes científicas coinciden con ellos.

“Los pesticidas neonicotinoides, como los prohibidos por la UE, no son los más prevalentes en las colmenas, al menos de forma crónica”, asegura Mariano Higes, del Centro Regional Apícola de Marchamalo, en Guadalajara. “Pueden ser un problema en amplísimos monocultivos, pero afectan sobre todo a los polinizadores silvestres, como los abejorros, no a las colmenas de abejas”. Higes acepta, sin embargo, que restringir estos productos puede ser útil para los ecosistemas, aunque no para la agricultura.

Para colmo, y según una investigación dirigida por Tom Breeze, del Centro de Investigación Agroambiental de la Universidad de Reading, y publicada este año en PLoS ONE, son las propias políticas agrícolas europeas las que están exacerbando el problema: al promover los grandes monocultivos se está produciendo un creciente desajuste entre las necesidades de polinización y la disponibilidad de colmenas en todas las regiones del continente. Todos esos cultivos necesitan abejas, pero los apicultores no logran reproducir tanto las colmenas, con lo que al final el cultivo rinde menos. El resultado de esta investigación es más llamativo si se tiene en cuenta que el trabajo ha sido financiado por la misma UE que es objeto de sus críticas.

Campos de trigo en el interior de Estados Unidos. / getty

“Las políticas agrícolas y sobre biocombustibles europeas han estimulado un gran crecimiento de las áreas cultivadas que precisan polinización por insectos”, explican Breeze y sus colegas, que han extendido su estudio a todo el continente. Entre 2005 y 2010, por ejemplo, el número requerido de abejas melíferas creció cinco veces más deprisa que las existencias de esos insectos y, en consecuencia, más del 90% de la demanda ha quedado insatisfecha en 22 países de la Unión. “Nuestros datos”, concluye Breeze, “alertan sobre la capacidad de muchos países para soportar pérdidas importantes de insectos polinizadores silvestres”.

Esos polinizadores silvestres —las 250 especies de abejorros existentes, principalmente— son la otra mitad de la historia. Podría pensarse que, en un mundo sin abejas, la tarea de polinizar los cultivos podría ser asumida por estos otros insectos, que, de hecho, son ya ahora quienes polinizan la mayor parte de los cultivos básicos para la alimentación mundial: la acción de los abejorros (del género Bombus) produce el doble de fruto que la debida a la apicultura convencional con abejas (del género Apis).

Sin embargo, una reciente investigación de Matthias Fürst y sus colegas de la Royal Holloway University de Londres, publicado en Nature, ha desinflado esa expectativa al mostrar que dos de los grandes patógenos de las colmenas, el virus de las alas deformes (deformed wing virus, DWV) y el hongo Nosema ceranae, se han extendido ya a los polinizadores naturales. Estos agentes infecciosos no solo se han mostrado capaces de transmitirse de Apis a Bombus en experimentos controlados de laboratorio, sino que ya han contagiado a los abejorros en la naturaleza, según los estudios de campo de estos científicos en Gran Bretaña y la Isla de Man. Cabe temer, por tanto, que los polinizadores silvestres estarán pronto tan amenazados como sus colegas domésticas.

La identificación del microsporidio Nosema como una de las grandes causas del despoblamiento de las colmenas se debe a Higes, el principal investigador español en este campo, “El papel de los patógenos y, sobre todo, de Nosema ceranae, sigue sin comprenderse”, reconoce Higes, cuyo laboratorio lleva 10 años investigando en el microsporidio. “Muchos de mis colegas diseñan experimentos erróneos y extraen conclusiones que no son enteramente correctas; es una pena, pero 10 años después sigue existiendo una nebulosa en el conocimiento”. Como se ve, la investigación sobre la muerte de las abejas está trufada de conflictos.

Esta es una de las razones de que grupos ecologistas como Greenpeace no solo elogien las restricciones europeas a cuatro pesticidas neonicotinoides, sino que propongan extender la prohibición a otros 319 compuestos que consideran dañinos. “No cabe duda de que la mortalidad de las colmenas es un problema multifactorial”, dice Luis Ferreirim, de Greenpeace, “pero si hubiera que establecer una jerarquía, el primer factor serían los insecticidas, que están diseñados precisamente para matar insectos, como las abejas”. El ecologista recuerda asimismo que los herbicidas también resultan dañinos, pues acaban con las flores que aportan el principal alimento a las abejas. “Además, contra los pesticidas se puede actuar con más eficacia y rapidez”, prosigue Ferreirim, “mientras que atacar a virus, bacterias, hongos y otros parásitos resulta muy difícil; y no hay que olvidar que los parásitos están más restringidos a las abejas, mientras que los pesticidas dañan también a los abejorros y otros polinizadores naturales, a los que también hay que proteger”.

Un mundo sin abejas sería también un mundo sin abejorros, y tal vez sin flores, pues las abejas y las flores evolucionaron juntas, y son las dos caras de la misma moneda desde un punto de vista ecosistémico. Un mundo triste y monótono como una ciudad fantasma, una pesadilla estéril a solo un paso de la nada. La ciencia está movilizada. La inteligencia política debe seguir en su estela.

Los pasados días 20,21 y 22 de Junio, tuvo lugar en la granja escuela El Encinar de Mohernando un Encuentro nacional de apicultores, organizado por las asociaciones de apicultores ASAPIA GUADALAJARA y ASAPIA MADRID, junto con la empresa de SERVICIOS INTEGRALES VETERINARIOS SERVIVETS. Gracias a la colaboración de organismos y empresas diversas, dicho encuentro ha podido contar con una amplia representación del sector apícola nacional, a la vez que ha facilitado el acercamiento de toda clase de público a los conocimientos, productos y vivencias de los apicultores, botánicos, investigadores y conocedores del fascinante mundo de las abejas.

Las jornadas del encuentro supusieron un continuo intercambio de sensaciones, emociones y descubrimientos entre todos los participantes y curiosos que por allí se acercaron.

Tras una pequeña presentación, durante la mañana del día 20 tuvieron lugar tres interesantes ponencias; la primera de ellas sobre aceites esenciales, a cargo de la bióloga y botánica M.Paz Arraiza Bermúdez, profesora de la Escuela Superior de Montes de la UPM; tras la que Alvaro Garrido Castillo, gerente de las explotaciones apícolas Campomiel, ilustró a los asistentes sobre la obtención del polen de producción ecológica; introduciendo así la ponencia final sobre apicultura ecológica, gracias a la participación del botánico y apicultor Jaume Cambra Sánchez, profesor de Biología en la Universitat de Barcelona.

El sábado 21, se celebró la entrega de diplomas y ponencias del Premio a la investigación apícola 2014, cuyos galardonaros fueron en tercer lugar M.Teresa Sancho Ortiz, Doctora en Farmacia y Catedrática de la Universidad de Burgos en el departamento de Biotecnología y Ciencia de los Alimentos, por el estudio sobre la creación de un alimento a base de miel con incorporación de propóleo, que incrementa sus propiedades funcionales; un segundo premio otorgado a Felix Adanero Jorge, de la Universidad de León, por su disertación sobre la caracterización de própolis de Castilla y León como estudio palinológico y de compuestos de interés funcional y un primer premio por su tesis sobre la caracterización de las mieles monoflorales producidas en Castilla-La Mancha y el análisis de su contenido vitamínico y propiedades funcionales, a la alcarreña Virginia León Ruiz.

El domingo 22 para concluir con el evento, tuvieron lugar las últimas clases de los Cursos teórico-prácticos que se venían desarrollando desde el comienzo de este exitoso Encuentro Nacional de Apicultores, donde se ha podido disfrutar de toda clase de productos procedentes del colmenar y sus derivados, una exposición de pintura apícola, venta y muestra de materiales para el apicultor, cata de mieles, talleres prácticos y una magnífica despedida regada y maridada con productos típicos de la provincia de Guadalajara, en la que los ánimos invitaban a guardar un buen recuerdo y dejar un sabor de boca que macere hasta la próxima ocasión de tener un encuentro como este.

Encuentro Nacional de Apicultores

 

Encuentro Nacional de Apicultores

Encuentro Nacional de Apicultores

curso-iniciacion-caldas-2014

La Asociación Galega de Apicultura (AGA), en colaboración con la empresa Ibérica de Esponjas Vegetales, promueve en Caldas un curso de iniciación a la apicultura.

Tendrá lugar los días 27, 28 y 29 de junio en el Centro Cultural de Saiar, ubicado en el lugar de Sequeiros. Se trata de la última actividad formativa que impulsa el colectivo este año.

Desde AGA se incidió en que la gente joven ve en esta actividad una alternativa laboral y muestra un creciente interés en la defensa y promoción de las abejas y del cuidado del medio ambiente.

La novedad con respecto a anteriores seminarios es la participación de Ibérica de Esponjas Vegetals, empresa de Caldas dedicada a la elaboración de esponjas vegetales de la variedad Luffa Cylindrica, «proceso no que é fundamental a polinización das abellas», subrayó el colectivo. E

l curso es gratuito para los socios de AGA, mientras que para los no socios el precio es de 40 euros.

El plazo de inscripción acaba el 23 de junio. Más información en el teléfono 981 508 142.