La actividad humana a supuesto una presión insoportable para muchos seres vivos que comparten con nosotros la tierra, la necesidad desmesurada de espacio y recursos para satisfacer una población creciente cercana a los 8.000 millones de personas, chocan con la capacidad de la Tierra para satisfacerlos y toda la biodiversidad sufre y se resiente.
El cambio climático que estamos provocando por la emisión de gases de efecto invernadero, junto con otras causas no menos importantes ha obligado a los científicos a levantar la voz de alarma, anunciando el comienzo de la sexta gran extinción masiva de biodiversidad. Esta vez la causa es el ser humano, la posibilidad de que dure decenas de años y que al final pueda acabar incluso con nosotros, es grande.
La quinta extinción masiva se produjo hace 65 millones de años fue causada por el impacto de un meteorito cerca de la península de Yutacan, provoco un cráter de 180 Km de diámetro, lanzo a la atmosfera cenizas y polvo que cubrieron la tierra durante largos años provocando el enfriamiento de la misma y la muerte del 60% de la biodiversidad existente, entre otras especies desaparecieron los dinosaurios.
Si continúa la subida de temperaturas globales que estamos sufriendo, en menos de un siglo terminara con gran parte de las especies vegetales y animales del planeta. La subida del nivel del mar está provocando que algunas islas del pacifico dejen de ser habitables y las inundaciones de las zonas costeras se irán incrementando al mismo tiempo y ritmo que se derriten las capas de hielo polar.
Aunque el cambio climático es un factor muy importante no es el único factor que determina la pérdida de biodiversidad que está sufriendo el planeta, la deforestación salvaje de selvas tropicales en América, África y Asia , provoca la fragmentación de hábitats, y conforme se reducen éstos, se reduce la capacidad de la Tierra para sostener su herencia biológica.
La contaminación que generamos en fábricas y ciudades provoca montañas de desechos sobre la tierra, islas de basura sobre los océanos y gases tóxicos en la atmósfera, esto provoca la alteración de ecosistemas y hace que muchos seres vivos no puedan adaptarse y terminen desapareciendo.
La sobre-explotación a gran escala de especies vegetales y animales para consumo humano, hace que se usen grandes cantidades se insecticidas y herbicidas que destruyen insectos y plantas que consideramos improductivos pero que existen por derecho propio sobre la tierra y forman una cadena de biodiversidad y por último la introducción de especies exóticas hace que estas especies foráneas compitan y a veces eliminen especies nativas destruyendo el equilibrio ecológico existente.
Entre la muerte prematura de especies, se encuentran los insectos, gran número de ellos desaparecen sin haber sido tan siquiera conocidos y catalogados por el ser humano, los monocultivos junto con el uso de insecticidas y herbicidas crea un peligroso cóctel para todos los insectos polinizadores cuya disminución se verifica en todo el mundo de forma alarmante.
Entre los insectos amenazados están las abejas, más de 20.000 especies algunas de las cuales están recientemente en la lista de “especies en peligro de extinción” , su importancia radica en la polinización, un vínculo de mutualismo creado a lo largo de millones de años entre abejas y plantas que permite alimento a unas y reproducirse a otras.
Es difícil imaginar las consecuencias que puede traer consigo la desaparición de las abejas, las pérdidas económicas que originaría a los cultivos sería una parte muy pequeña comparada con la que produciría a los ecosistemas y medio ambiente, pero sin duda serán catastróficas.
En la Fundación Amigos de las Abejas somos conscientes de que la implicación de la sociedad es fundamental para la conservación de nuestras abejas, hacemos campañas de sensibilización tratando de movilizar conciencias en su defensa, enseñamos su importancia a la sociedad a través de todos los medios a nuestro alcance.
Debemos aprender que las especies que desaparecen nunca serán reemplazadas, que la pérdida de biodiversidad es una amenaza sobre nuestra propia especie, que debemos controlar y reducir nuestra huella ecológica para salvaguardar la vida sobre la tierra, que el medio ambiente es un bien agotable, insustituible, algo que no podemos modificar o destruir a nuestro antojo.
Ante esta situación tan compleja, nos movilizamos de forma altruista para defender los polinizadores y especialmente las abejas pues lo peor que se puede hacer es no hacer nada. La cantidad de actividades que realizamos en la Fundación supera cada año nuestras expectativas, necesitamos voluntarios para dar charlas de sensibilización en colegios, llevar y atender la página web y un experto en contabilidad. El patronato de la Fundación está abierto a nuevas incorporaciones que puedan dar un impulso a nuestras actividades y establecer la sede junto con el Museo de las Abejas en un local adecuado en la periferia de una ciudad que quiera acogernos.
Luis Pérez Ventosa
Presidente de la Fundación Amigos de las Abejas
Bibliografía consultada
Bases de datos de National Geographic
Depósito de documentos de la FAO
WiKipedia
La sexta extinción de Elizabeth Kolbert
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