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DEFINICIÓN

La varroosis es una parasitosis externa causada por el ácaro Varroa  destructor que afecta a las abejas en todas sus fases de desarrollo. Es una de las enfermedades más graves de esta especie y, si no es convenientemente tratada, produce alta mortalidad en las colonias de abejas.

DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

Las primeras noticias  V.  destructor se remontan al año 1904, parasitando a Apis cerana, abeja asiática, en la isla de Java y en 1912 se pone de manifiesto en  la isla de Sumatra. Al no producir graves trastornos a su hospedador, el zángano,  no se le concedió importancia.

El paso de Apis cerana  a Apis mellifera, se sitúa en los años 60, en la antigua URSS, y en menos de 10 años la casi totalidad de las colonias de abejas fueron contagiadas. De los años 1965 a 1980 se detecta en los Países del Este de Europa. Al mismo tiempo se detecta en Japón por importaciones de abejas del archipiélago indonésico y desde Japón se contamina a América del Sur por el comercio de colonias de abejas. En el año 1981 se declara su presencia en Italia, a través de la frontera con Yugoslavia y al año siguiente pasa a Francia. En Diciembre de 1985 se diagnosticó la enfermedad en España.

En el año 1987 oficialmente tiene su entrada en América del Norte. Así pues, V.  destructor, considerado como el parásito más perjudicial para la abeja A. mellifera. Actualmente es un proceso endémico en lamayoría e los países productores de miel.

IMPORTANCIA ECONÓMICA

En la apicultura podemos contemplar dos aspectos fundamentales: la producción directa de las abejas (miel, polen, propóleos, veneno, etc.) y  la producción indirecta representada por la polinización, no sólo de plantas cultivadas sino también de plantas silvestres. Por otra parte, hay que señalar que la actividad apícola es de las pocas que pueden desarrollarse en zonas deprimidas cumpliendo con ello un objetivo social de primera magnitud.

Dificultades de diagnóstico precoz, escaso conocimiento de la enfermedad, existencia de acaricidas de baja eficacia para los países con climatología cálida, etc. ocasionó que en los primeros años se perdieran aproximadamente el 40 por ciento, del censo nacional de colonias de abejas.

Las pérdidas en producto se cuantificaron en más de 6.000 Tm. de miel, y, lo que es más importante, una cantidad mucho mayor en disminución de productos agrícolas que no pudieron ser polinizados, así como una merma en la producción de semillas de plantas silvestres.

Si bien el impacto de V.  destructor sobre la apicultura es inicialmente dramático, la entrada del parásito en un país no significa el fin de la apicultura. Para la mayoría su efecto último ha sido la disminución del número de apicultores, pero no del número de colonias, ni de la producción de miel.

ETIOLOGIA

varroa1 Responsable de la varroosis es un artrópodo denominado Varroa  destructor, cuya posición taxonómica ha sufrido variaciones a lo largo del tiempo. Actualmente se clasifica dentro del tipo Artropoda, clase Arachnida, orden Parasitiformes, suborden Gamasida, superfamilia Dermanyssoidea y familia Varroidae. Es parásito específico de la abeja de la miel.

Se presentan en varroa un claro dimorfismo sexual. Las hembras adultas, que son las que se observan sobre las abejas,  tienen forma elipsoidal. Miden de 0,8-1,5 mm de longitud x 1,3-1,9 mm de anchura; es decir, son más anchas que largas, habiéndose apreciado importantes variaciones en sus dimensiones de una zona geográfica a otra. Tienen el cuerpo recubierto de un tegumento quitinoso de color rojizo, con numerosos pelos rígidos y ramificados.

Los ácaros no tienen antenas ni mandíbulas y presentan cuatro pares de patas cuando son adultos, siendo hexápodos en estado larvario.

El esclerito dorsal de la hembra forma una pieza única. La cara ventral es más compleja que la dorsal. En ella se observan claramente el aparato bucal, el aparato respiratorio, el aparato excretor y el aparato reproductor. En ambos lados del cuerpo se insertan cuatro pares de patas. El primer par está dirigido hacia delante; los tres restantes están curvados hacia atrás y sirven para la locomoción.

En la parte anterior se observa la zona bucal adaptada para perforar y succionar. La apertura bucal está bordeada de labios, y en el interior de ellos hay dos quelíceros, que permiten una mejor rotura y penetración en la membrana intersegmentaria de la abeja.

Los orificios respiratorios están situados lateralmente, y permiten al ácaro adaptar su respiración a las diferentes condiciones en que se encuentra en el curso de su vida parasitaria. El orificio genital está situado a la altura de las patas sobre el esclerito epiginal. Se caracteriza por constar de una abertura trasversal. El orifico anal está situado muy atrás sobre un esclerito triangular, denominado esclerito anal.

varroa2El estudio de la anatomía interna pone en evidencia un aparato digestivo con una faringe musculosa, un esófago y un intestino medio con seis intestinos ciegos. Los tubos de Malpigio desembocan en el recto. El aparato reproductor es complejo y consta de un ovario, oviducto, vagina y orificio anal. La hembra de V.  destructor posee una espermateca donde se almacenan los espermatozoides aportados por el macho en el momento de la cópula. El sistema nervioso está formado por un ganglio subesofágico y otro supraesofágico, envueltos en una capa celular cortical.

El macho de V.  destructor ha sido muy poco estudiado. El  aspecto es considerablemente distinto al de la hembra. Su menor tamaño puede confundirse con formas inmaduras de la misma: protoninfas y  deutoninfas.

La mayoría de los autores admiten que muere cuando se abre la celdilla y sale la joven abeja. El tamaño es de 0,75 mm de longitud x 0,8 mm de anchura; es decir, son casi esféricos. Color blancoamarillento y las patas no están replegadas bajo su estructura anatómica.

La cara dorsal, como en la hembra, está formada por un solo esclerito; sin embargo, la ventral es muy diferente a la de la hembra. Delante del esclerito esternogenital (entre los cuatro pares de patas) destaca el orificio genital, muy característico en forma de tubo.

En grandes líneas, la zona bucal del macho de V. destructor se parece bastante a la de la hembra. Los quelíceros son muy diferentes, están desarrollados de tal forma que pueden transportar es esperma desde su orificio genital hasta el orificio genital de la hembra. En cuanto a otras características anatómicas, se diferencian poco de las hembras: el primer par de patas sirve para la exploración y los tres pares restantes para la locomoción.

HOSPEDADORES: FACTORES DE LA RECEPTIVIDAD

V. destructor se reproduce principalmente en celdillas de zángano en A. cerana, lo que limita su peligrosidad. En la abeja europea existe esta preferencia por ocupar celdillas de zángano, pero no tan marcada como en el caso de A. cerana, lo que trae como consecuencia su alta peligrosidad.

cadena-varroosisLa fecundación de las hembras de varroa se desarrolla en el interior de la celda operculada. Para ello elige una que contenga una larva finalizando su etapa abierta, y la parasita, teniendo preferencia por las celdas de zángano. Esto es tan cierto que en la época de producción de éstos, la infestación en celdillas de obreras baja hasta un tres por ciento, mientras que las de zángano se encuentran infestadas en un 70, e incluso, en un 100 por cien.

En esta preferencia intervienen otros factores, que van más allá del tamaño de la celdilla, como son la cantidad mayor de lípidos en cría de zánganos que de obreras, así como la temperatura, que es menor en una zona donde se desarrollan las celdillas de zánganos y factores hormonales que también actúan sobre esta preferencia.

En las abejas existe una hormona juvenil, que regula la progresión de las obreras de una tarea a otra dentro de la colmena, hasta alcanzar la etapa de pecoreo. Para que el parásito pueda tener descendencia en las celdillas con cría, el nivel de hormona juvenil debe  de ser máximo. Como quiera que el parásito no produce esta hormona, el nivel adecuado se alcanza succionando hemolinfa del hospedador, que contiene dicha sustancia.

El atractivo de las varroas sobre una abeja determinada depende de la edad del hospedador. Los ácaros, cuando salen al exterior de la celdilla con la abeja que ha parasitado, la abandonan para colocarse sobre abejas de más de dos días de vida. En este reconocimiento del hospedador por el parásito, tiene influencia la feromona elaborada por la glándula de Nosanoff, cuya producción depende de la edad.

RELACIONES PARÁSITO/ HOSPEDADOR/AMBIENTE. EPIDEMIOLOGÍA.

Las varroas se han ido adaptando morfológica y biológicamente a sus hospedadores. Esta selección natural ha supuesto un desarrollo paralelo hasta llegar a un equilibrio biológico que asegura su existencia y ulterior desarrollo.

V.  destructor, parásito originario de A. cerana, ha llegado con esta raza a un equilibrio biológico, basado en el comportamiento de limpieza que no tiene desarrollado A. mellifera.

Después de un periodo de vida fuera de la celdilla, las hembras de varroa, dispuestas para la ovogénesis, buscan una celdilla a punto de ser operculada. El ácaro que ha penetrado en una celdilla, al contacto con el alimento que tienen las larvas entra en un estado de hipobiosis, debido a la baja concentración de oxígeno y a la alta concentración de anhídrido carbónico. Consumido el alimento larval por la cría de la abeja y operculada la celdilla, el parásito reanuda su actividad y toma gran cantidad de hemolinfa antes de iniciar la puesta de huevos.

Las hembras de varroa fecundadas ponen hasta cinco huevos en una celdilla de y hasta siete en una de zángano. Los estudios cromosómicos de los tres primeros huevos puestos por V.  destructor, demuestran que, en la mayoría de los casos, el primer huevo no está fertilizado y, por consiguiente, dará lugar a un macho. Los siguientes serán hembras.

ciclo-biologico-varroaEl desarrollo del huevo dura 48 horas. En las primeras 24 horas se desarrolla una larva hexápoda, inactiva, que se transforma en protoninfa antes de la eclosión. La duración de este estado protoninfal femenino es de 3-4 días. Esta fase es de color blanco vidrioso, tiene ocho patas plegadas y mide 0,6 x 0,8 mm. La protoninfa masculina tiene forma más redondeada, mide 0,6 x 0,6 mm y su desarrollo es más rápido. La deutoninfa hembra tiene forma oval y color marrón; su tamaño es de 0,9-1,1 x 1,2-1,6 mm y su duración es de 1-2 días.

En las hembras, la madurez sexual se alcanza 24 horas después de llegar a la madurez fisiológica. La cópula tiene lugar en la celdilla cerrada. Los machos mueren poco después del acoplamiento, por lo que es difícil encontrarlos fuera de la celdilla

Las hembras recién nacidas y la varroa madre abandonan la celdilla de la abeja infestada cuando ésta sale al exterior. Si la tasa de infestación es muy alta, la abeja muere en la celdilla.

Parece que el ácaro se multiplica con una velocidad que no está reglada por la duración del periodo de cría de la colmena (factor ésta que está íntimamente relacionado con la climatología y con la flora). El parásito únicamente puede reproducirse durante el periodo de operculación del hospedador, generando una serie de descendientes que finalizan su desarrollo de forma escalonada. La consecuencia es que, mientras unos descendientes del parásito ya han completado su desarrollo cuando la abeja rompe el opérculo y abandona la celdilla, a otros no les da tiempo y mueren o son eliminados por las abejas limpiadoras.

Cuanto más largo es el periodo de operculación, más numerosa puede ser la descendencia de la varroa progenitora. Cada raza tiene un tiempo de operculación más o menos constante.

Algunos autores opinan que el 10 % de las hembras realizan un segundo ciclo de puesta y que un 40 %, un tercero. Otros muestran que el 50 % de los ácaros realizan más de tres ciclos y algunos, hasta siete ciclos.

Los aportes externos de ácaros a una colonia de abejas pueden ser muy importantes. Se ha demostrado que una colonia muy parasitada está debilitada y con mayor facilidad es “pillada”. Las abejas “pilladoras” pueden infestar una colmena sana o reinfectar una colmena que ha sido tratada.

evolucion-obrera-varroaLas colonias libres de ácaros pueden infestarse por la deriva de abejas pecoreadoras. También existe deriva en los zánganos, que no tienen colonia propia y que en un momento determinado aportan uno o dos ácaros a una colonia y crean un nuevo foco.

La trashumancia ha sido reconocida desde antiguo como el factor determinante de la extensión de V. destructor. El comercio de enjambres es, junto a la trashumancia, el factor que ocasiona una extensión más rápida de la enfermedad. La parasitosis avanza de forma natural a razón de 10 km por año.

El manejo del apicultor es otro parámetro que hay que considerar en esta infestación por V. destructor. El desdoblamiento de colonias enfermas, el fortalecimiento de colmenas sanas con abejas y cuadros de cría parasitados, han intervenido para iniciar nuevos focos.

evolucion-varroa-zanganoLa duración de vida del parásito es muy variable. Se puede decir que, a partir del recuento de ácaros que se realiza sobre hojas de papel impregnadas de vaselina, sobre el fondo de la colmena, las hembras viven unos dos o tres meses en verano y entre cuatro y seis en invierno. En ausencia del hospedador, la duración de vida del parásito también es muy variable. Parece que está ligada a las condiciones climáticas del momento. Viven una semana en el interior de la colmena. Fuera de la colmena puede vivir sin nutrirse durante nueve días.

PATOGENIA

V. destructor, como ectoparásito fijado fuertemente a su hospedador, no puede ser desprendido por éste, y ello causa problemas en la etología de las abejas. El ácaro con sus quelíceros perfora la quitina de las membranas istersegmentarias para llegar a acceder a su alimento (hemolinfa) y con ello abrir una vía de acceso a bacterias y virus.

Cuando el parásito afecta al estadio ninfal de su hospedador, la rotura de la cutícula le proporciona la posibilidad de alimentarse, y con ello afectará gravemente al futuro productivo del insecto.

Roto el equilibrio en la colonia de abejas por la presión parasitaria de V. destructor la reina se ve afectada en sus principales funciones.

SINTOMAS

varroa3V.  destructor parasita a la abeja adulta y se fija fundamentalmente en la cara ventral del abdomen, en los espacios intersegmentarios, donde la cutícula es más fina, perfora la membrana y el consumo de hemolinfa debilita al hospedador, reduciendo su vida productiva.

El período de latencia (ausencia de síntomas) varía considerablemente con la climatología y el sistema de explotación.

El desarrollo de las larvas parasitadas se demora, sufriendo un retraso la eclosión de las jóvenes abejas.

varroa4Las larvas fuertemente parasitadas mueren y al sufrir un proceso de putrefacción desprenden un olor desagradable. Entonces los opérculos son retirados por las abejas limpiadoras, y en el fondo de las celdillas se observan los excrementos de los ácaros, que tienen forma filamentosa de color blanco.

El peso reducido de las pupas parasitadas, así como la pérdida de proteínas, tiene efectos inmediatos sobre las abejas, que no alcanzarán un tamaño adecuado, acompañado de malformaciones anatómicas, que se traducen en una reducción de la vida productiva de las abejas.

La presencia de parásitos provoca en las mismas una actividad más intensa, ya que intentan desembarazarse de sus huéspedes. En invierno, en lo casos de infestaciones medias y fuertes, los «racimos» de abejas son menos densos, saliendo de las colmenas muchas abejas.

varroa5La falta de vitalidad de las abejas parasitadas, y su muerte prematura, ocasiona un menor aporte de néctar y polen, que origina un debilitamiento de la colonia, y por tanto, puede producir su desaparición.

Cuando la cría es parasitada por más de ocho ácaros, las pupas mueren y no terminan su transformación en abejas adultas, presentándose entonces en los cuadros unas características parecidas a las producidas por el Paenibacillus larvae productor de la enfermedad denominada Loque americana.

En condiciones más favorables, la eclosión de la abeja adulta se puede ver retrasada de dos a cuatro días.

Las malformaciones, que hoy se asignan a la acción vírica, se concretan en la presencia de alas rudimentarias, patas atrofiadas, abdomen acortado, y dan como resultado individuos no útiles a la colonia, que son eliminados por el resto de las abejas.

varroa6La presencia en invierno de varroas en la “piña invernal” hace que el consumo de alimentos aumente considerablemente, lo mismo que el calor producido por las abejas, lo que puede provocar un alargamiento del periodo de puesta de la reina, que tiene como consecuencia un incremento en el periodo de reproducción del ácaro.

Es preciso tener en cuenta que la presencia de varroosis en una colonia puede tener consecuencias nefastas, no solamente por esta parasitosis, sino también por su acción vectorial para ciertos agentes patógenos, que incrementan su virulencia cuando entran en la hemolinfa: virus de la parálisis aguda.

La colonia en fase terminal pierde prácticamente la población, la colmena aparece con reservas pero sin abejas.

LESIONES

En la abeja adulta, el parásito efectúa una acción mecánica que genera un efecto nocivo sobre sus movimientos, el vuelo y las actividades de la colmena. Por el consumo de hemolinfa se registra una disminución del número de hemocitos (elementos formes de la hemolinfa) y una variación en su tasa de proteínas.

La importancia de esta acción depredadora está en relación directa con la tasa de infestación. Un fuerte parasitismo afecta a las glándulas mandibulares e hipofaríngeas (disminuye la calidad de la jalea real). Los cuerpos grasos, que actúan de modo importante en el metabolismo de la abeja, también degeneran.

Se ha observado que, cuando las larvas de abejas están infestadas por más de ocho ácaros, las pupas mueren antes de la eclosión.

Se ha constatado que, en una colonia débilmente infestada, la duración de la vida de las abejas era de 15, 6 días (media 9, bajando hasta 9,1 días en colonias medianamente infestadas y llegando a un mínimo de 8,3 días cuando la colonia está fuertemente infestada.

DIAGNÓSTICO

En la lucha contra la varroosis, el diagnóstico precoz tiene una importancia primordial. Un diagnóstico positivo y cuantitativo determinará la mecánica que ha de seguir el apicultor.

En una primera infestación de la colonia, es problemática su detección, dado el pequeño número de ácaros existentes.

Clínico.- Si tenemos en cuenta la sintomatología de la enfermedad, es fundamental llevar a cabo una inspección profunda de las abejas, de su comportamiento y de los cuadros con cría.

Con una infestación moderadamente alta de varroas, numerosas abejas presentan graves malformaciones en su organismo: alas atrofiadas, abdomen reducido, talla pequeña, ausencia de antenas, etc.

Se visualiza sobre la plancha de vuelo o en la entrada de la colmena, cría muerta, que ha sido extraída por las abejas limpiadoras, sin tener constancia de la presencia de otras enfermedades, como puede ser  «pollo escayolado».

Farmacológico.- El diagnóstico se puede llevar a cabo por métodos químicos, utilizando moléculas acaricidas, que fuerzan la caída de los parásitos.

varroa7El método químico consiste en administrar un producto químico con poder acaricida. Se utiliza para ello varios sistemas: espolvoreos, fumigaciones, aerosoles, etc. Previo a este tipo de diagnóstico, debe colocarse en el fondo de las colmenas una cartulina impregnada de vaselina, o mejor separar dicha cartulina con una malla con orificios de 3 mm que impida la acción de limpieza de las abejas.

El diagnóstico químico se puede utilizar en cualquier época del año, si exceptuamos la invernada y su resultado será inmediato o más lento, dependiendo del acaricida utilizado.

varroa8Laboratorial.- Uno de los métodos que, tiene  la ventaja de no dejar ningún residuo químico en la colmena y no exigir un material especial permite, incluso, obtener en grado de infestación. La técnica consiste en tomar una muestra de abejas (entre 300 y 500) de varios cuadros e introducirla en una solución de etanol al 25 %. Después de una breve agitación se separan las abejas del alcohol y se visualizan en éste los ácaros que se han desprendido de su hospedador.

Otro método, que puede considerarse como complementario del anterior, consiste en desopercular celdillas, con el fin de observar hembras de varroa o formas inmaduras.  ‘Este sistema tiene su mejor período de realización en la época de presencia de cría de zángano en la colmena, ya que estas celdillas son preferidas por los parásitos.

varroa9Diferencial.- Es preciso hacer un diagnóstico diferencial con el «piojo» de las abejas (Braula coeca), que puede confundirse con varroa, existiendo, no obstante, netas diferencias con la forma del cuerpo y el número de patas: V. destructor  tiene cuatro pares y el B. coeca solamente tres.

El «piojo» se fija sobre la cara dorsal del tórax de la abeja, mientras que la varroa se adhiere a las esternitas abdominales, sobre todo, en infestaciones leves.

PRONÓSTICO

Dos de los factores que hay que tener en cuenta en las repercusiones de la infestación por V.  destructor son la localización geográfica y el clima de la zona. En este sentido, en las zonas cálidas en las que las colonias de abejas siempre tienen cría, las pérdidas son mayores. La llegada a España del parásito causó innumerables problemas.

Mención aparte merece el tema de la polinización. La abeja de la miel, considerada como el principal polinizador de las plantas entomófilas, no cumple con su misión al producirse una pérdida de población causada por la parasitosis. Ésta falta de polinizadores hace que se pierda hasta el 30 % de la cosecha, llegando hasta un 100 % en aquellas plantas morfológicamente adaptadas a la visita de A. mellifera.

Así pues, la lucha contra V. destructor deberá constituir una característica de obligado cumplimiento en el quehacer apícola.

TRATAMIENTO

varroa10Una vez  realizado el diagnóstico que revela la presencia del ácaro Varroa destructor en el colmenar, deben tomarse medidas terapéuticas rápidamente, con el fin de limitar la progresión del ácaro y salvar la colonia de abejas.

Los tratamientos se pueden clasificar en dos grandes grupos:
–    Los que se efectúan con moléculas químicas.
–    Los que preconizan métodos naturales.

Hay que constatar que en estos momentos, y a pesar de la investigación realizada en este campo, ningún tratamiento tiene una eficacia del 100 % y, por ello, no es posible erradicar la infestación por V.  destructor.

varroa11El primer producto autorizado en España para el tratamiento contra varroosis tuvo como principio activo el bromopropilato, que actuaba contra el ácaro por contacto, y cuya composición, en cada tira fumígena, consistía en 411 mg de materia activa. Era necesario repetir el tratamiento cuatro veces a intervalos de cuatro días. El uso de este producto, con el que se obtuvo buenos resultados, fue disminuyendo, y hoy en día, sobre todo en países cálidos, prácticamente no se utiliza, ya que se requiere colonias con escasa o nula presencia de cría.

apistanEn el tratamiento contra el ácaro varroa se han empleado dos aparatos productores de aerosol: Edar y Fagogene. En ambos casos se han utilizado como producto activo el amitraz. El tratamiento utilizando aerosol ha estado muy extendido por toda Europa, ya que su alta eficacia (en ausencia de cría), se unía su bajo coste. Se realizan tres tratamientos en días consecutivos.

Los aparatos productores de aerosol, difunden el producto a una temperatura aproximada de 40º C, lo que permite, a principios de primavera y otoño, disociar la “piña” de abejas, para que el aerosol llegue a todas ellas.

tratamiento-varroaEn la búsqueda de otros productos y de otras formas de actuación, se ha llegado a la utilización de acaricidas sistémicos y acaricidas de acción prolongada. La ventaja del tratamiento sistémico frente al empleo de los acaricidas que actúan por contacto, aplicados por pulverización, en forma de polvo o por evaporación, reside en que se reduce notablemente la contaminación del entorno.

Uno de los primeros productos sistémicos puestos en el mercado fue el Coumafos. La eficacia después del segundo tratamiento, realizado con intervalo de siete días, alcanza una cifra del 99 % (con ausencia de cría en la colonia tratada). Otro de los productos utilizados para el control de V. destructor es el Cimiazol.

tablillas-varroaEl producto que se presenta en forma sólida granulada se suministra por vía tópica. La eficacia acumulada después de la repetición del tratamiento, con un intervalo de siete días, es de 98,1 % (colonias sin cría). Se pueden dar las dos dosis con intervalos de 30 minutos. La eficacia es parecida en ambos casos.

En los países en los que la climatología no es un factor limitante a la multiplicación de V. destructor, se necesita disponer de productos acaricidas cuya actividad acaricida permanezca en un soporte determinado durante largo tiempo, para que afecte a los ácaros que se pongan en contacto con el acaricida una vez terminada su fase de multiplicación en la celdilla operculada.

varroa12Existen varios productos con poder acaricida que, reúnen estas características, y como producto activo ya se estaba utilizando anteriormente en agricultura como acaricida fitológico.

Los tratamientos con formularios químicos preparados de forma artesanal conllevan un gran peligro de toxicidad y de creación de resistencias de los ácaros.

apiguardLos llamados métodos naturales, aceites esenciales, ácidos orgánicos, etc. y los biotécnicos (cría de zánganos dirigida, enjaulado temporal de la reina, etc.)  complementan y a veces sustituyen, a los tratamientos químicos, al mismo tiempo que limitan los riesgos de resistencia que puede presentar el ácaro varroa a ciertas moléculas químicas.

El timol es el que está dando mejores resultados y la cría de dirigida necesita un conocimiento preciso, no solamente del ciclo biológico de Varroa destructor  sino también, del ciclo biológico de las abejas, y requiere un manejo adecuado que debe acomodarse a un calendario de manipulaciones que exigen un tiempo no disponible en grandes explotaciones.

productos-autorizados-varroa-españaEn la actualidad existen en España un número importante de acaricidas para el control de varroosis. Sin embargo parece ser que las eficacias de estos productos, en ocasiones, no alcanzan el grado necesario para mantener en un grado de infestación suficientemente bajo a esta patología. Ello se debe, fundamentalmente, al empleo previo de las distintas materias activas en soportes acaricidas no específicamente preparados para su utilización en apicultura.

PROFILAXIS

Actuando sobre las causas que favorecen la difusión de V.  destructor conseguiremos estar mejor preparados para que la varroosis no cause graves problemas y un diagnóstico precoz es fundamental. El ácaro necesita de un hospedador para sobrevivir; desaparecido éste, el parásito muere en un tiempo variable, según las circunstancias ambientales. La humedad y temperatura marcan la duración de su ciclo biológico.

Analizando estas premisas, hay que señalar que tanto las cajas (colmenas)  vacías y limpias, como los cuadros con reservas (miel y polen) y los cuadros con cera estampada, estirada (sin cría), o ambas, que provengan de colmenas infestadas por el ácaro, pueden volver a utilizarse en la explotación.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que los cuadros que han soportado la presión del parásito, pueden presentar debido a su acción, distinta sintomatología por el desarrollo de enfermedades bacterianas, sobre todo de loque americana (Paenibacillus larvae). Estos cuadros con cría deben de ser destruidos.

Se podría pensar que se puede llegar a erradicar la parasitosis en una o en varias colmenas, e incluso en un colmenar, eliminando totalmente la cría de las colmenas y con un tratamiento masivo con acaricidas. Sin embargo, esas medidas tienen limitaciones, ya que ácaros de otras colmenas reinfectarían las tratadas utilizando medios como la trashumancia, el enjambrazón natural, la deriva o el pillaje.