Una colonia de abejas es un lugar idóneo para cualquier agente patógeno. En su interior cohabitan en un espacio reducido: una reina, varios miles de obreras y algunos cientos de zánganos (una colonia suele estar formada por entre 10.000 y 50.000 insectos). Además la colmena cuenta con una importante reserva de alimento (miel y polen) y es un espacio muy estable desde un punto de vista ambiental o ecológico.
Son varias las enfermedades que pueden sufrir las abejas como resultado de la acción de diferentes agentes patógenos, por este motivo y según afecten a los adultos o a la cría en desarrollo se agrupan tradicionalmente en dos grandes grupos: enfermedades de las abejas adultas y enfermedades de la cría, siendo las principales producidas por:
Bacterias
Secticemia
Virus
Cría sacciforme
Parálisis
Hongos
Aspergilosis
Parásitos
Nosemosis
Amebosis
Tropilaelapsosis