- El problema del declive de las abejas
Desde finales de los años 90, apicultores de todo el mundo, sobre todo de Europa y América del Norte, han observado la misteriosa y repentina desaparición de las abejas, y han informado de tasas inusualmente altas de descenso en las poblaciones de las colonias de abejas melíferas. En los últimos inviernos, la mortalidad media de las colonias en Europa ha sido del 20%. Esta cifra es todavía superior en Norteamérica.
Si bien todavía no se dispone de datos precisos que permitan alcanzar conclusiones firmes, lo cierto es que las poblaciones de abejas y otros muchos polinizadores silvestres se encuentran actualmente en declive. Si consideramos las consecuencias de este fenómeno en aumento, tan solo desde el punto de vista de la función polinizadora de las abejas, podemos determinar que las consecuencias serían devastadoras, tanto para los propios ecosistemas como para la economía a nivel global.
- Las principales amenazas para las abejas
Los principales factores que afectan a la salud de las poblaciones de abejas son:
– Productos tóxicos: Una de las amenazas más importantes para las abejas son los plaguicidas y herbicidas utilizados en la agricultura. Varios de ellos tienen efectos letales sobre las abejas; especialmente los que pertenecen al grupo químico conocido como «neonicotinoides». Estas sustancias químicas afectan el sistema nervioso central de las abejas y otros insectos polinizadores y pueden provocar el envenenamiento agudo y crónico, tanto individualmente como en colonias enteras. Las abejas podrían envenenarse al consumir polen y néctar contaminados mientras se alimentan en cultivos tratados con estas sustancias o flores silvestres contaminadas debido a las labores agrícolas, y también cuando nutren a sus larvas con un alimento tóxico. Recientemente, la Unión Europea ha prohibido cautelarmente (durante 2 años) pesticidas neonicotinoides y derivados del tiametoxam, imidacloprid y la clotianidina.
– Enfermedades y parásitos: Los apicultores sufren a diario la pérdida o debilitamiento de sus colonias a causa de distintas enfermedades y parásitos. Muchos apicultores coinciden en que el ácaro ectoparásito invasivo Varroa destructor es un peligro serio para la apicultura en todo el mundo. Otros parásitos, como el Nosema ceranae, han demostrado ser extremadamente dañinos para las colonias de abejas melíferas en algunos países del sur de Europa. Asimismo es probable que otros patógenos y virus nuevos estén afectando también a las colonias de abejas. La capacidad de éstas para resistir enfermedades y parásitos parece estar influida por varios factores, en especial, su estado nutricional y su exposición a sustancias químicas tóxicas. Algunos plaguicidas, por ejemplo, parecen debilitar a las abejas melíferas, que se hacen más sensibles a la infección y a los parásitos.
– Especies invasoras: La llegada de especies exóticas depredadoras de abejas es también una seria amenaza. Citamos el caso de la avispa asiática (Vespa velutina), especie invasora de origen asiático, que fue detectada por primera vez en Francia en 2004 y en España en 2010. Las abejas de la miel representan un 30% de la dieta de la avispa asiática. Algunos estudios señalan que el riesgo de invasión podría aumentar en zonas como España bajo las condiciones de cambio climático.
– Cambio climático: Muchas de las consecuencias predichas para el cambio climático, como el aumento de temperaturas, las modificaciones de pautas de precipitación y fenómenos meteorológicos más erráticos o extremos, tendrán impacto en las poblaciones de abejas, afectándolos individualmente y, en última instancia, como comunidad.
– Pérdida de la diversidad genética, sobre-explotación y estrés derivados de algunas malas prácticas en la apicultura son otras de las amenazas que sufren las abejas de la miel, nuestra generosa y afanada campesina.