Según los estudios científicos sobre el tema no son los cambios en sí mismos, sino la rapidez con que se producen, no dando tiempo a las distintas especies de animales y vegetales a adaptarse a las nuevas condiciones climáticas, originando lo que en dichos círculos denominan comienzo de la sexta extinción masiva de biodiversidad sobre la tierra.
La naturaleza no se cansa de avisarnos, temperaturas nunca conocidas asolan todo el planeta, lluvias torrenciales, vientos huracanados, desertización, subida del nivel de los mares, perdidas de especies animales y vegetales a un ritmo cada vez mayor son las consecuencias del cambio climático.
La falta de conocimiento y sensibilidad de las poblaciones humanas respecto al medio ambiente, creyendo que somos los dueños de cuanto nos rodea, que podemos modelar y modificar a nuestra conveniencia nuestro entorno, contaminando sin cesar, utilizando productos tóxicos sin límites para controlar nuestros cultivos, por simple conveniencia o negocio, nos va llevando poco a poco al desastre.
Sobre la tierra viven aproximadamente 7.400 millones de seres humanos, la mayor parte de la población es pobre y solo puede cubrir sus necesidades básicas, otra parte de la población mucho menor, precisamente la que más puede hacer, solo se preocupa del dinero y de pasarlo bien, muy pocos piensan en el desastre que se nos avecina.
La subida de temperaturas globales durante los próximos siglos terminara con gran parte de las especies vegetales y animales del planeta. Entre la posible muerte prematura de especies, se encuentra nuestra abeja melífera, su desaparición puede traer consecuencias muy difíciles de predecir pero sin lugar a dudas catastróficas, mantener una población suficiente de polinizadores es fundamental para la conservación de la flora natural, protección de la biodiversidad y producción agrícola.
La muerte y desaparición de las abejas en nuestros campos puede parecer a muchos un hecho trivial, pero no es así, las pérdidas económicas que originaría a los cultivos sería una parte muy pequeña comparada con la que produciría a los ecosistemas y medio ambiente, es difícil imaginar las consecuencias para otras especies tanto vegetales como animales, la alteración del equilibrio de los ecosistemas puede traernos como consecuencia la desolación y el hambre a todo el planeta.
La reciente muerte masiva de nuestras abejas obedece a un conjunto de causas, sin duda producidas por el ser humano, empezó con la “Varroa” un parásito que llego en 1.980 procedente de otra especie de abeja, pero que nuestra abeja no conoce y no sabe defenderse, las mata poco a poco. Mediante tratamientos continuos llegamos a controlar al parasito pero nunca llegaremos a eliminarlo totalmente, así hemos convertido a las abejas en insectos fármaco-dependientes.
Pero las desgracias para las abejas no vienen solas, nuevas especies invasoras, la subida de temperaturas debidas al calentamiento global, la contaminación, los insecticidas y herbicidas empleados en la agricultura, virus y otras enfermedades oportunistas por la debilidad de nuestras abejas hacen que la situación pase a ser preocupante.
El último reducto posible para nuestras abejas melíferas está en la apicultura, gracias a las personas que las cuidamos y mantenemos vivas todo el mundo se beneficia de su incansable trabajo de polinización. Pero ser apicultor no es fácil, son muchos los que empiezan pero pocos los que terminan, la mayoría se queda por el camino y como mucho con unas pocas colmenas para disfrutar de su tiempo libre.
Desde la Fundación Amigos de las Abejas seguimos sensibilizando sobre su importancia y movilizando conciencias en su defensa ¿Será suficiente? ¿Qué podemos hacer?. Mándanos tres sugerencias o preguntas sobre las abejas que te preocupen, para nuestro siguiente artículo.
Gracias por seguirnos……