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La apicultura en el «No-Do»

Información extraída del libro «El No-Do en Guadalajara«, de Sergio Velasco Gigorro

El NO-DO (acrónimo de Noticiarios y Documentales) era un noticiero que se proyectaba obligatoriamente en los cines españoles antes de la película en sí, entre 1942 y 1976, y ya de forma voluntaria, hasta 1981.  El noticiario número 855B, estrenado el 25 de mayo de 1959,  dedicó un curioso reportaje a la  apicultura de la Alcarria en Guadalajara (ver el vídeo en Youtube, minuto 14:40).

855BAudio: “En Moratilla de los Meleros, Guadalajara, se ha organizado un cursillo apícola a cuya clausura asisten con la Comisión Nacional de Mutualidades y Cotos Escolares, integrada en el Instituto Nacional de Previsión, el Gobernador Civil de la provincia, el Presidente de la Diputación, y otras autoridades. Asistimos al trasiego de una colonia de abejas que estaba alojada en un árbol centenario. La inmovilidad absoluta es la mejor forma de evitar las picaduras. La cámara refleja distintos aspectos de la laboriosa actividad de las obreras del panal en su tarea de recoger el polen de las flores. Por no haber sabido adaptar las colmenas antiguas a la técnica moderna, Guadalajara dejaba perder cada año una cosecha de miel valorada en más de 15 millones de pesetas y ahora vuelve a recobrar felizmente la actividad que tanta riqueza y nombre dio a la Alcarria. He aquí a la abeja reina en medio de su corte. Las operarias van llenando las celdillas que más tarde se convertirán en miel. Gracias al detalle cinematográfico podemos apreciar minuciosamente el misterioso e interesante mundo de las colmenas. Las celdillas son finalmente tapadas por las abejas para su conservación.”

Moratilla de los Meleros, pueblo de la provincia de Guadalajara perteneciente al partido de Pastrana que a finales de los años 50 contaba con unos 500 habitantes, fue fundado por los musulmanes -de ahí su nombre- sobre una loma que se alzaba en la unión de las fértiles vegas que formaban dos arroyos que desembocaban en el río Tajuña, río próximo a la localidad. Estaba rodeada de altas y empinadas cuestas que llegaban al páramo alcarreño, donde crecía variada vegetación que incluía bosque autóctono y de repoblación, y que dio fama de melífera a la zona, justificando el apellido de su denominación.

Moratilla fue el escenario donde durante 20 días se desarrolló uno de los cursillo de divulgación apícola organizado por la Comisión Provincial de Mutualidades y Cotos Escolares. El curso fue clausurado por el gobernador civil de Guadalajara y jefe provincial del Movimiento, Juan Manuel Pardo Gayoso . Este evento fue organizado precisamente en un pueblo con gran tradición apícola, como se puede deducir por su nombre. Sin embargo, como otros muchos pueblos de la Alcarria de la época, la actividad apícola se encontraba entonces algo desvaída. Con el fin de remediar esta situación, los cursos pretendían resucitar la importancia colmenera que tuvieron los pueblos de la comarca alcarreña y mejorar la deficiente explotación que se estaba realizando hasta el momento.

Toda la provincia pudo haber aumentado notablemente su producción apícola con anterioridad si las técnicas apícolas modernas se hubieran extendido y hubiesen desaparecido las colmenas de tipo fijista que todavía existían. Las colmenas fijistas eran aquellas en que los panales estaban hechos por las abejas dentro de la colmena y pegados unos con otros y adheridos a las paredes de la colmena. En la actualidad ya no se emplean en producción, y prácticamente las que se conservan en Guadalajara son por su interés etnográfico.

El abandono de las colmenas fijistas era el objetivo de cursos de divulgación como el que captaron las cámaras del No-Do en Moratilla. Su abandono se debió sobre todo a que presentaban varios inconvenientes de importancia: no se podía inspeccionar la colonia, por lo que no se sabía el estado sanitario de la misma, y en caso de tratamientos contra enfermedades eran muy dificultosos; provocaban un estrés cuando se extraía la miel, porque había que cortar los panales y las abejas tenían que reponerlos, y además se solía producir una gran mortandad; la cera no era reutilizable; las producciones de miel eran menores; y por último, la trashumancia era difícil y, en el mejor de los casos, muy incómoda.

Los 200.000 kilos anuales que solían cosecharse en la Alcarria entre las tres cosechas de temprano, medianil y tardío, se hubieran duplicado y hasta triplicado si la flora de la provincia hubiese sido explotada con técnicas de apicultura modernas, pues se daba el caso que centenares de enjambres eran traídos desde tierras valencianas para que libaran el néctar de las flores de la comarca, que de otra forma hubieran quedado desaprovechadas en gran medida. Otros factores que se barajaron en la época para aumentar la producción de miel de la Alcarria fue la de proponer la prohibición de segar prematuramente el espliego para no perjudicar el pecoreo de las abejas o la creación de una cooperativa apícola provincial que aunara las aspiraciones de todos los apicultores.
Luis Monje Ciruelo, uno de los periodistas más destacados de la provincia de Guadalajara, resaltaba dos años después la importancia de los cursos en la prensa nacional y redundaba en la idea de la asociación de apicultores :

“Admirable es la labor que a este respecto está realizando la Junta provincial de Apicultura, creada por iniciativa del gobernador civil, don Juan Manuel Pardo Gayoso, que la preside de manera efectiva. En solo dos años ha organizado más de quince cursillos, de los que han salido cerca de cuatrocientos nuevos colmeneros. Pero estimamos que su eficacia sería mayor si estos apicultores recién formados y los centenares de pequeños colmeneros existentes en la provincia pudieran integrarse en una Cooperativa apícola provincial que coordinara su producción y les abriera en el mercado nacional salidas mejor remuneradas.”

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Acerca del autor
@FAmigosAbejas
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